martes, 6 de febrero de 2018

El sueño del mono rojo

El universo en el que transcurre esta historia es diferente a lo que todos conocemos.
Este es un mundo donde las personas tienen cabeza de animal en un cuerpo humano.
Hay un hombre con cabeza de elefante, semblante serio y concentrado, vestido de traje que entra a tomar un café.
Un viejo con cabeza de lagarto lleva una gorra y desayuna un orujo acompañado de una gilda picante. Una avestruz desde hace ya un buen rato, mete dinero en la máquina tragaperras sin perder de vista las luces. Una gata vieja se afila las uñas a la vez que come un bollo de mantequilla.
Dos pequeños lemures sorben sus mocos mientras juegan a pillar entre las mesas del bar. De vez en cuando, la gata emite un ruido de desaprobación. No le gustan los ruidos.
La avestruz sigue metiendo monedas, sin inmutarse.
Un perro viejo pide un vino y una vaca lee despacio el periódico en una esquina.
Tras la barra, un mono rojo seca los vasos que acaban de salir del pequeño lavavajillas.
No hay nada fuera de lo común en el bar. El aire de lo cotidiano que se respira hace que todo sea interesante solo la primera vez. Después, el día a día y la repetición casi exacta de los acontecimientos diarios convierten lo extraño en aburrido.
En esto pensaba el mono rojo poco después de las tres de la tarde, en esa hora en la que no viene nadie. Entonces cerró los ojos y tuvo un sueño.



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